"No me peguen, soy emo"

De la mano del auge de esta movida juvenil “emoide”, llegan también otros males sociales que vienen adjuntados. Vienen para sacar lo peor de nosotros como sociedad: una veta de homofobia, odio injustificado, intolerancia y violencia gratuita.
Hace un par de meses Argentina “se despertó” a la presencia y masividad de las tribus urbanas (los medios también se despertaron —en demasía para mi gusto— para usar y abusar del tema en cuanto magazine se prestara a llevar chicos tribales cual ejemplares exhibidos en un zoológico) cuando una pelea entre emos y floggers estalló en las escalinatas del Abasto Shopping, de la Capital porteña.
Pero las peleas entre y, principalmente, contra los emos datan de unos meses antes en varios países de Latinoamérica, con México y Chile a la cabeza.

La emofobia se propaga por la web
Se organizan convocatorias a través de la web para “pegarles a los emo”. Las denominadas flashmobs o convocatorias fugaces que anteriormente llamaron a la juventud con la excusa de propósitos tan triviales como “una guerra de almohadas en el planetario” o “una jornada de besos y abrazos gratuitos”, ahora reúnen adeptos a “palizear” a los nostálgicos e indefensos cultores de la movida emocional.
Un mail que no tiene remitente junta a miles en una plaza del centro, en un día y un horario clave para ejecutar el macabro plan.
En el vecino país de México, por ejemplo, hace un par de meses se gestionó una movida de golpes en la Plaza Insurgentes que terminó con la intervención de la gendarmería y posteriormente con un tratamiento exhaustivo de las legislación sobre derechos humanos y de juventud.
Una semana más tarde, en Perú se arma otra golpiza, y las consecuencias sangrientas se exhiben como hazañas en las páginas de YouTube (ver nota sobre ciberbullying o acoso cibernético).
Con calificativos de todo tipo: “gays”, “maricas”, entre los más suaves y reproducibles (también están los que por razones obvias decido no publicar en este blog), con manifiestos de “100 razones para pegarle a un emo”, con concurridos blogs como el Anti-Emo Legión (me suena a skinhead) o consignas de tipo “Mate un emo, haga patria”, la emofobia se extiende por la red como reguero de pólvora.

Rusia: Ley nacional para prohibir a los emo
Bajo un plan denominado "Estrategia gubernamental para la esfera espiritual y ética", se presentó en la legislatura rusa un proyecto de ley para prohibir la música emo, controlar el contenido de los blogs de igual índole e impedir que entren a las escuelas con su atuendo y estética típicos.
Desde el gobierno consideran que la ideología negativa de ese grupo “puede llevar a los jóvenes a la depresión y al aislamiento social, además de un gran riesgo de suicidio”.

Stop the violence
Lo cierto es que desde que las tribus son tribus (y eso es desde mediados del siglo pasado, no de este año, por si acaso) siempre ha habido históricas reyertas entre las bandas. Primero los punks contra los hippies, allá por los ’70; los punks contra los darks, que data de los ’80; los darks y punks “unidos” contra los rollingas a fines de los ’90 y ahora TODOS CONTRA LOS EMO.
Acá el tema no es estar a favor o en contra de los emos ni de nadie, no es una postura partidista sino imparcial la que se requiere para salir del conflicto. No son unos que tienen razón de agredir a los otros por sus conductas y estética andrógina, ni los otros que se prestan al juego con sus histeriqueos. Pero tal vez sea bueno llamarnos a la reflexión y hacer algo para detener esta violencia gratuita que nos embrutece, nos primitiviza y salvajiza mientras intentamos ostentar los títulos de sociedad avanzada que en realidad no poseemos.
Usar quizás los mismos canales para convocar a una Cruzada por los Emo (o por quien sea que esté de turno para ser despellejado), llamar a Jornadas de Reflexión en los colegios, organizar una Muestra de Arte con consignas por la paz intertribus, un Concierto de Convivencia Tribal, o lo que sea que esté a nuestro alcance para que ya nadie más sea puesto en el paredón y fusilado por la discriminación y los prejuicios de una sociedad que carece de los valores de Dios, siendo el primero el amor y respeto a toda la humanidad.

No hay comentarios: