¿"Floggerfobia"?

Ayer sucedió algo lamentable. Lamentablemente -valga la redundancia- interiormente intuyo que este tipo de episodios no van a menguar. Y lo digo a riesgo de sonar pesimista, basada en hechos que se vienen suscitando no solo en nuestro país sino en otras naciones vecinas latinoamericanas. En México, por ejemplo, este mismo año se vio un brote de "EMOFOBIA" en varias ciudades, en donde chicos de diversas tribus urbanas (mayormente punks, darks y metaleros) "tomaron de punto" a los emo, para burlarse de ellos en cuanto lugar se les presentara. Pero la agresión no quedó ahí, siguió hasta convertirse en motines anti emo planificados y convocados por Intenet, de los cuales el ejemplo máximo fue el disturbio en la Plaza Insurgentes, en el que durante 6 horas la policía estuvo tratando de frenar la agresión verbal y física contra las víctimas de insultos y patadas mortales.

Ahora es Argentina. Ahora son los floggers. ¿Se viene la "floggerfobia"? Veamos la noticia.

OCURRIO AYER A LA MADRUGADA EN VILLA DOLORES, CORDOBA
Le pegaron a la salida de un boliche por ser flogger y murió
Un grupo de chicos que venía de un local en el que se baila cumbia persiguió a otro grupo insultándolos por ser de la tribu urbana de los floggers. Lograron atrapar a uno, lo golpearon brutalmente y falleció en el hospital. Tenía 16 años.

Guillermo Joel Cáceres lo mataron por distinto. Sus agresores lo "acusaron" de flogger y le dieron una paliza que lo mató.
"Floggers, floggers hijos de puta. Putitos, defiéndanse si no son putitos", le gritaron entre ocho y diez adolescentes a Joel y otros cuatro amigos que acababan de salir de la disco "Nabuco", de Las Tapias.

Intolerancia al grado más puro. Discriminación al extremo. De esa que parece parte del inocente machismo argentino, pero que tiene ingredientes que la pueden llevar a generar, por ejemplo, conductas extremistas.
En lo personal, tengo mis serias dudas de que Guillermo fuera un "flogger" con todas las letras (al menos no un flogger del tipo que vemos en las grandes ciudades). Los reportes dicen que vivía con un padre mayor, viudo, y que trabajaba en tareas rurales para ayudar a su familia. Dicen que era un buen alumno, un chico aplicado, pero muy trabajador y responsable. Tal vez había adoptado ciertos puntos de la estética para identificarse con otros adolescentes y no quedar tan aislado. Sea como fuere, nada justifica el hecho.

¿Qué se hace en estos casos?
Se conversa mucho con los hijos. Se les enseña valores de convivencia; no agredir, pero tampoco provocar (algunos floggers inconcientemente provocan a otros chicos de clase más baja a través de la ostentación en su ropa, sus marcas). Se trabaja desde la escuela. Se "baja un cambio" desde los medios de comunicación, que muchas veces exacerban las diferencias. Se trabaja de veras desde los distintos organismos de gobierno, para crear pautas propicias para la seguridad y el bienestar de los jóvenes (en México, con la emofobia, la prefectura controla la seguridad ahora y se implementaron algunas políticas juveniles más acordes).
Pero finalmente, o mejor dicho, fundamentalmente, se lleva a la juventud a Dios, a los valores de paz, libertad, propósito, destino, protagonismo, pertenencia, que Él tiene para darles. Y así no seguirá creciendo esta floggerfobia, ni ningún tipo de fobia social.

¡Tomate solo un minuto y hacé una plegaria por la juventud de tu nación! En memoria de Guillermo, y en pos de un futuro mejor.

Dios te bendiga,
Marijo



*Fuente: Clarin digital, 22.12.08

1 comentario:

Ahlejandro dijo...

me encantó la preocupación tuya por los jóvenes ... saludos,
Feliz Navidad